
Beneficios del ayuno para el cerebro
¿Qué es el ayuno y desde cuándo se ha practicado?
Ayunar significa abstenerse de ingerir alimentos, bebidas o ambos durante un periodo específico de tiempo. De hecho y como curiosidad, comentar que la palabra desayunar o desayuno, significa romper (des) el ayuno o dejar de ayunar para hacer la primera ingesta del día tras dormir.
El ayuno, es algo que se ha practicado a lo largo de la historia y en diferentes culturas:
Fue recomendado por los médicos de la Antigua Grecia-Hipócrates o Galeno-para el tratamiento y la prevención de las enfermedades, ha sido practicado por grandes filósofos como Aristóteles, Platón y Sócrates; y por maestros religiosos como Moisés, Buda, Jesucristo-uno de los ayunos más famosos de la historia: el período de 40 días que pasó en el desierto sin tomar comida ni bebida- y Mahoma.
Otro ejemplo de ayuno sería la celebración del Ramadán, propia de los musulmanes.
Actualmente, uno de los motivos de que dicha práctica esté empezando a tener tanta repercusión en nuestra sociedad tiene que ver con la salud y es que, según numerosos estudios, son muchos los beneficios que se dan entre aquellos que hacen ayuno.
¿Cuáles son estos Beneficios?
A nivel estético, el ayuno ayuda a quemar más grasas de manera natural, pero hoy quiero centrarme en otros de sus grandes aportes para la salud: El proceso de desintoxicación y depuración del organismo.
Al no proporcionarle alimentos al cuerpo durante el ayuno, le otorgamos al organismo un descanso de los mecanismos propios de la digestión. Así, esa energía puede usarse en otros procesos y ofrecerle un respiro a algunos de nuestros órganos, entre ellos estómago e intestino.
Existe una relación muy estrecha entre Salud Intestinal y funcionamiento del Sistema Nervioso:
- El intestino tiene un papel fundamental en la creación de Serotonina y Dopamina, neurotransmisores fundamentales en la regulación del estado de ánimo e influyentes en procesos como la motivación o el descanso.
- También, la mala absorción de nutrientes debido al daño obtenido en las vellosidades intestinales-producto de una mala alimentación y el consumo de ultraprocesados actual- hace que no exista una correcta absorción de vitaminas y minerales, así como de nutrientes esenciales influyendo también, de forma negativa, en nuestro cerebro.
- La inflamación crónica que encontramos en personas con malos hábitos hacen que tanto la flora como la mucosa intestinal liberen neuropéptidos que interactúan con el hipotálamo y el sistema nervioso, generando problemas cognitivos como el TDA (déficit de atención) o incluso demencia.
Como consecuencia, nuestro cerebro se beneficia de todo este proceso de ahorro de energía y de limpieza propio del ayuno.
Algunas de estas mejoras se han observado en el rendimiento de nuestro cerebro. Es lógico: Si existe un ahorro de energía, a la vez que se está llevando a cabo un proceso de “purificación, el cerebro aprovechará esto para funcionar mucho mejor. A nivel cognitivo mejora la atención, la concentración y la memoria ya que aumenta la producción de factores neurotróficos (proteínas formadas por el factor de crecimiento nervioso). Esto favorece la formación de nuevas neuronas en regiones específicas del cerebro y de conexiones sinápticas entre las neuronas existentes.
Finalmente, a nivel emocional, el estado de ánimo mejora considerablemente debido al proceso de limpieza de toxinas que se lleva a cabo durante el ayuno. Por un lado, se limpian aquellos residuos generados por aquellas situaciones donde ha habido una mala gestión emocional, y por otro disminuye la hormona del estrés. Por tanto hablamos de un proceso de limpieza de residuos y de menor aporte de sustancias nocivas a nuestro organismo.
¿Cómo hacer el ayuno?
Lo primero y antes que nada decir que, al menos, en las primeras veces en las que se pruebe el ayuno, es recomendable contar con el asesoramiento de un profesional de la salud, como por ejemplo un nutricionista o médico experto en el tema.
Dicho esto, puedes elegir entre varios tipos o formas de hacerlo. Todo dependerá de tus preferencias y estilo de vida. Sea cual sea el objetivo por el que vas a adentrarte en esta práctica, es importante que sea algo perdurable en el tiempo para conseguir alguno de los beneficios mencionados. Por tanto, es de vital importancia que te organices y lo lleves a cabo en días en que puedas estar tranquilo-a, sin muchas tareas, y con tiempo para ti.
Ayuno de 14-16 horas: Los iniciados comienzan con éste, ya que es un tipo de ayuno bastante fácil de incluir en tu día a día y que puedes seguir durante toda la semana, en días alternos, de lunes a viernes y descansar en fin de semana, o al contrario: para fines de semana. Normalmente, la última ingesta se hace en la cena, y ya no se vuelve a comer hasta la hora del almuerzo del día siguiente. Al estar entre medias las horas de sueño, se hace mucho más llevadero.
Ayuno de 24 horas, una vez a la semana. En estas horas de ayuno debes beber mucha agua para ayudar a tu cuerpo a eliminar toxinas, y puedes tomar infusiones y algún caldo de verduras.
Ayunos durante varios días, por ejemplo de 1 a 5 días en los cambios de estación, o de 7-10 días dos veces al año. Estos ayunos son para gente experta y entrenada en el tema, ya que se necesita preparación y organización: saber qué alimentos vas a eliminar y aquellos que no vas a tomar y llenar la despensa de los que necesitarás, además de seguir cierto orden. Salir de este tipo de ayuno también requiere un proceso, pero esta vez de forma invertida: Se debe empezar a ingerir frutas, verduras, algas, grasas buenas (aguacate, aceite de coco, frutos secos), cereales, proteína vegetal, y por último, proteína animal.
Si por un casual te animas a iniciarte en el ayuno, nos encantará saber cómo te ha ido y que nos comentes tu experiencia. ¡Mándanos un correo!