
Miedo al cambio: causas y claves para superarlo
En edades tempranas arriesgamos, exploramos, jugamos, improvisamos y no tememos decir lo que pensamos o cómo nos sentimos, pero a medida que vamos creciendo, todas estas facultades van extinguiéndose. ¿Por qué ocurre esto?… Básicamente, nos castran la CREATIVAD y la CAPACIDAD DE DESAFÍO. Vamos a ver qué significa esto…
Según la neurociencia cognitiva, el principal motor del aprendizaje de los seres humanos viene movido por las denominadas «neuronas espejo». Básicamente, estas neuronas ponen en marcha un proceso inconsciente de imitación: los niños imitan la conducta de sus padres, tutores o referentes, creándose así y favoreciendo el mantenimiento de civilizaciones y culturas, provocando que en una misma sociedad o comunidad la mayoría de individuos piensen y actúen de una manera similar.
Es por ello que el Sistema Educativo no está diseñado para que los niños y jóvenes aprendan, sino que está orientando a que aprendan a OBEDECER. En vez de plantearles preguntas para que piensen por sí mismos, se limitan a darles respuestas pensadas por otros, tratando de que los alumnos amolden su pensamiento y su comportamiento al canon determinado por el orden social establecido.
Desnaturalizamos el equivocarnos…
El hecho de cometer errores dentro de una sociedad donde se nos pide la perfección y el número diez, empieza a verse como algo catastrófico. No lo vemos como parte de un proceso de avance o desarrollo ante algo que nos cuesta o desconocemos. “Desnaturalizamos cometer errores”.
Es entonces cuando nos estancamos y adquirimos ese miedo al cambio, bien por temor a equivocarnos y/o defraudar al resto…empezamos a seguir aquello que nos marcan, SIN SIQUIERA SER CUESTIONADO, con la única intención de ser iguales que los demás, de ser normales y “aceptables” de cara a la galería, de ser queridos, admirados.
Pero la vida va pasando, y es imposible que podamos innovar ni hacer cosas diferentes si seguimos la “norma social”. Por tanto, desde MASSVITAL queremos daros una serie de pautas que puedan ayudaros a gestionar ese temor inducido y os animéis a desarrollar aquella parcela de vuestra vida que necesite un cambio:
- Busca el conocimiento activamente: Disfrutar de una ensoñación es un placer barato. Se trata de ponerse manos a la obra, de moverse. Déjate de “voluntades” que no llegan a ningún lado y actúa. Analiza la viabilidad de tu sueño, los esfuerzos que te costará y elabora una planificación: elige tus propios objetivos, eso sí: estos deben ser muy concretos y compatibles entre sí, además de alcanzables.
- Valora adecuadamente el riesgo: ¿Esos temores son reales? ¿Cuál es mi grado de dominio en esta parcela? ¿Qué necesito? Y sobre todo…diseña con calma un plan de emergencia: No hay que conseguir un objetivo a cualquier precio. Recuerda que somos humanos, habrá días donde estemos muy cansados o superados por alguna cuestión. La capacidad de razonar se ve mermada y es el momento de poner en marcha ese plan de emergencia.
- Da el PRIMER PASO: ¿Ya está todo planificado? No esperes a mañana…el momento es ahora. Postergar es lo que te ha llevado a no hacer realidad ese propósito.
- Gestiona la impaciencia: Es normal sentir cierta ansiedad o inseguridad ante lo desconocido, pero no manejar estas emociones adecuadamente nos puede llevar a actuar de forma impulsiva o compulsiva para calmar esa ansiedad e impaciencia y/o terminar escapando o evitando la situación. No te focalices en la espera: si lo necesitas, toma un par de respiraciones conscientes y profundas (o veinte), escucha alguna canción que te motive, date un pequeño paseo y, cuando notes que la ansiedad ha bajado a unos niveles óptimos, ponte de nuevo en marcha.
- Discrimina lo que es controlable de lo que no lo es: Así, no caeremos en una actitud que no te permita ver las oportunidades, o perder el tiempo en intentar resolver dificultades que no son de nuestra competencia o que no están en nuestra mano cambiar.
Y recuerda que…
Todo el mundo tiene derecho a cambiar, innovar y explorar. Son las adversidades y los temores que nos vienen a la mente los que boicotean nuestros intentos. En muchas ocasiones sufrimos porque somos nosotros mismos los que no nos permitirnos llevar a cabo esos cambios: parejas que ya no amamos, trabajos que no nos llenan, sitios donde no queremos vivir…, etc. No te resignes, promueve ese cambio y gana calidad de vida.