
El papel de la psicología en el dolor crónico. ¿Cómo ayuda la psicología al dolor crónico?
Nos referimos a dolor crónico a aquel que persiste más de tres meses. Diversas patologías como la lumbalgia, fibromialgia, artrosis o cefaleas presentan este tipo de dolor el cual puede variar en ciertos matices pero la base es la misma: intenso, bloqueante e incapacitante llegando a desesperar a la persona que lo experimenta y ocasionándole un gran sufrimiento.
La comprensión científica del dolor va evolucionando rápidamente. Antes se pensaba que su presencia implicaba únicamente la existencia de un daño físico, sin embargo, actualmente la ciencia nos ha llevado a descubrir la importancia que tienen las consecuencias de la vivencia del dolor. Porque el dolor genera importantes reacciones emocionales que pueden potenciar el sufrimiento que lleva asociado.
Los profesionales de las unidades del dolor hablan de la necesidad de intervenir de una forma multidisciplinar: llevar a cabo una intervención con especialistas de diferentes disciplinas, entre ellas la Psicología.
De hecho, existen investigaciones que demuestran la eficacia de la Psicología en el abordaje del dolor crónico, como la de Francisco Kovacs y Jenny Moix (Moix y Kovacs, 2009):
Estos idearon un programa de intervención implantado por 24 psicólogos especialistas en dolor crónico, donde se introdujeron diversas técnicas y herramientas propias de la psicoterapia, a saber: manejo de la atención, solución de problemas, manejo de las emociones, restructuración cognitiva, etc, con buenos resultados.
El papel del psicólogo en el dolor crónico
El sufrimiento no viene por el dolor crónico en sí, sino que es producto de todos esos intentos (fallidos) que ha hecho la persona para eliminarlo: de todo lo que ha abandonado o llevado a cabo a merced del dolor, entrando en círculos viciosos que no solamente no solucionan el problema, sino que lo empeoran. La ruptura de estos círculos es uno de los objetivos prioritarios de la intervención del psicólogo en el tratamiento del dolor.
El problema no es que haya dolor crónico, sino que este arruine nuestra vida ocasionándonos problemas de pareja, de trabajo, de amistades y tiempo libre, de ansiedad, depresión, insomnio, etc.
Para salir de esos círculos hay que darse cuenta que estamos ante una situación que no se puede cambiar, por tanto aprender a relacionarse con el dolor de otra forma, abrirnos a él, puede resultar de gran ayuda.
Abrirnos a esa experiencia puede ser bastante duro, y es aquí donde la terapia psicológica es necesaria.
El papel del psicólogo, por tanto, sería el de alguien que:
- Acompaña durante este proceso duro, ofreciendo apoyo y ayudando a la persona a englobar en su mundo la realidad de que el dolor es incontrolable e impredecible, con el malestar y la frustración que ello representa.
- Dota de herramientas y técnicas, para que con la práctica puedan ser empleadas en situaciones difíciles.
El fin de todo esto es que la persona recupere y le dé un nuevo giro a su vida, dotándola de sentido. Y en esta nueva etapa estará también el dolor, pero hay una gran diferencia entre integrarlo como otro acompañante más a dejar su vida a merced de dolor. Esto último es lo que limita y trae ese gran sufrimiento.
¿Te reconoces en estas líneas o conoces de alguien que esté en dicha situación? En Massvital podemos ayudarte. Puede ser que el dolor no se vaya nunca, pero lo que sí podemos conseguir es que dejes de sufrir y, por ende, una mayor calidad de vida.