¿Por qué las personas inteligentes se agobian más bajo presión?

¿Por qué las personas inteligentes se agobian más bajo presión?

Un cerebro hiperactivo. ¿Es difícil ser un genio?

Ser capaz de prever todo lo que puede ir mal no es tan bueno como parece, más aún si te exiges tener todos esos posibles errores bajo control. Esto es lo que le ocurre a las personas de cociente intelectual alto. Se ha visto en ciertos estudios que esta capacidad no favorece demasiado a este tipo de población, ya que les genera más preocupaciones. Terminan perdiendo el foco de atención al entrar en un bucle de «tener que tenerlo todo atado antes de», generando en estas personas sensación de agobio y presión, influyendo en la calidad y eficacia de sus actividades.

Estamos acostumbrados a escuchar que las personas inteligentes son las que toman mejores decisiones, o las que mejores trabajos obtienen y éxito en la vida. Sin embargo esto no siempre es así. La capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual. Es frecuente ver a personas muy inteligentes preocupadas por cosas aparentemente irracionales que, lejos de aportarles un beneficio, profesional, personal, material o emocional, les perjudica.

Los Puntos Ciegos Mentales

Keith Stanovich, profesor de la Universidad de Toronto estudió a las personas de cociente intelectual alto, observando que a mayor inteligencia mayor son los «puntos ciegos mentales». Es decir, estas personas, a pesar de ser muy sensibles a temas existenciales, no son capaces de practicar una correcta valoración de cuáles han sido sus errores para enfocar las cosas de un modo más adecuado.

Además, el hecho de ofrecerles ayuda puede resultar «insultante» para ellos, ya que se ven a sí mismos sobradamente autosuficientes, por lo que pueden dañar a los demás sin darse cuenta.

Su círculo social termina por ser mínimo o incluso inexistente, de modo que a la presión y angustia que experimentan, hay que sumarle la sensación de «ser incomprendidos por parte de los demás», junto con el no «saber aceptar ayuda». Dimensiones que, Keith Stanovich, define como puntos ciegos mentales.

Pequeños genios: Niños de altas capacidades.

Otro ejemplo trata de la situación que se da en algunas aulas con niños de altas capacidades no reconocidas, incluso llegando a ser considerados «niños con problemas». A mayor coeficiente intelectual, mayor sensibilidad, es decir: están pendientes de aspectos que sus compañeros no captan, son muy sensibles a los problemas existenciales y se preocupan por cuestiones que el resto ni percibe. Digamos que tienen un cerebro hipereactivo: Es más excitable y le cuesta «apagarse», lo que hace que estos niños no puedan relajarse por completo y que a menudo respondan de forma intensa a las situaciones. Eso también puede llevarles a sentirse abrumados y agobiados, que sería la expresión de sentir y pensar «demasiado».

Como consecuencia, puede provocar rechazo social por parte de sus iguales, incluso del mismo profesorado, generando en estos pequeños genios una gran sensación de soledad, haciendo de sus vidas tristes e insatisfechas. Por tanto, todo esto puede generar personalidades desadaptativas y vidas carentes de sentido en la edad adulta, así como psicopatologías depresivas y/o ansiosas.

Sabiduría e Inteligencia ¿No es lo mismo?

Evidentemente y llegados a este punto, tenemos que resaltar que no todas las personas inteligentes tienen vidas desgraciadas o que tener un coeficiente intelectual alto sea contraproducente, nada más lejos de la realidad. Se trata de un talento, y como tal, tiene que ser reconducido y bien enfocado desde pequeños. Para ello, se hace necesario abandonar el concepto de Inteligencia para invertir en sabiduría, es decir, en el desarrollo de la habilidad para tomar las mejores decisiones. Esto nos lo dice Igor Grossman, profesor de la Universidad de Waterloo en Canadá, y es que desarrollar la habilidad de toma de decisiones nos permitirá cuidar mejor de nosotros mismos y de los demás, mediante una adecuada «Inteligencia Emocional».

Las personas inteligentes emocionalmente:

  • Bloquean las críticas destructivas, ya que se tratan de opiniones y juicios de valor que buscan causar daño por parte de quien las realiza -normalmente llevadas a cabo por personalidades tóxicas-.
  • Manejan frustraciones cotidianas: comprender y tolerar los contratiempos hace posible salir airosos de ciertas situaciones, es decir, son personas más resolutivas y eficaces. Fluyen con la vida y se desprenden rápidamente de las emociones que pueden generar conflicto en su día.
  • Identifican y se alejan de las personas tóxicas (Relacionado con el primer punto): saben que para que alguien les dañe, primero hay que darle el poder para hacerlo.
  • Interrumpe la rumia negativa o diálogo interno incapacitante: estas personas aprenden a dominar ese diálogo interior o, al menos, no permiten que le impida llevar la vida que desean.

Y por último recuerda: La inteligencia, entendida únicamente como aquellas habilidades cognitivas que permiten resolver problemas, no te permitirá llegar muy lejos en un entorno tan incierto y cambiante como el actual.

Los mejores sabios, no son siempre los genios de la ciencia o las matemáticas, también lo son todos aquellos que saben disfrutar de la vida con humildad y felicidad.