¿Sabías que el estrés, favorece las enfermedades autoinmunes?

¿Sabías que el estrés, favorece las enfermedades autoinmunes?

Consecuencias del Estrés en el Sistema Inmune.

¿Cómo puede contribuir el estrés a generar una Enfermedad Autoinmune como el Lupus Eritematoso Sistémico, la Artritis Reumatoide, la Diabetes Tipo 1, la Tiroiditis de Hashimoto, la Psoriasis, o la Enfermedad de Crohn?

  1. Algunos datos interesantes:

Como muestran los datos de recientes investigaciones, la ansiedad es un factor de riesgo para desarrollar trastornos inmunitarios. Uno de estos estudios publicado en el Journal of the American Medical Association, utilizó una base de datos sueca de 106.464 pacientes que sufrían trastorno de estrés postraumático, reacción aguda al estrés o trastorno de adaptación. Compararon sus datos con los de 126.652 hermanos suyos sin estrés y con los de 1.064.640 personas sin trastornos relacionados con la ansiedad. A lo largo de 10 años contabilizaron cuántos casos de enfermedades autoinmunes se producían en los tres grupos (las personas con estrés grave, sus hermanos sanos y un grupo muy amplio también sin estrés).

El análisis de los datos descubrió que las personas con gran estrés tienen un 36% más de riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune que el grupo grande, y un 26% más que sus hermanos. En las personas con un diagnóstico de trastorno por estrés post traumático el riesgo llegaba al 46%.

Por tanto, decir que la causa de una enfermedad autoinmune reside únicamente en la carga genética heredada no contempla este factor tan importante: el estrés. En estos casos, se debe ver la enfermedad autoinmune como un síntoma del estrés, no como la enfermedad en sí, y la manera de proceder sería llegando a la raíz de aquello que nos está generando ansiedad para poder tratarlo.

  1. El apego inseguro como factor:

Se ha visto que existen personas con más vulnerabilidad al estrés y que experimentan ansiedad con más facilidad que otras. Esto es debido al tipo de apego o vínculo desarrollado durante su infancia con los padres. Si estas relaciones de apego se basan en el miedo y la desconfianza, sin aportar al niño la seguridad necesaria ni satisfacer sus necesidades afectivas para facilitar el conocimiento del mundo, se dice que ha tenido un apego tipo inseguro. En estos casos, los niños se ven “obligados” a defenderse de ese entorno poco satisfactorio para poder adaptarse a ese núcleo familiar.

Estos mecanismos de defensa permiten aplacar la sensación de angustia momentáneamente, para mantener en equilibrio ciertas relaciones familiares. El problema viene cuando esos mecanismos de defensa, como la negación (no reconocer que algo está sucediendo), la represión (ser consciente de que algo ocurre pero ignorarlo), la regresión (refugiarse en situaciones o estados del pasado para evitar lo que está ocurriendo en el presente) o la proyección (atribuir lo que está ocurriendo a algo ajeno, siendo propio), entre otros, se interiorizan de forma inconsciente, volviéndose automática y puede llegar a corromper la relación con la propia persona. Es decir, si el niño durante su infancia, usaba el mecanismo de defensa para no sentir angustia, ahora es el propio mecanismo de defensa el que domina al adulto, y lo expone a situaciones muy comprometedoras sin que la persona sea consciente de ello.

  1. Consecuencias del estrés en el sistema inmune

Para entender esto, es necesario explicar algunas nociones de neurobiología…

Ante situaciones de angustia o problemas (trabajo, sentimentales, económicos …), se desencadenan una serie de reacciones en nuestro cerebro que activa el eje hipotálamo hipofisario adrenal, un sistema hormonal directamente relacionado con la respuesta al estrés. Digamos que esto es necesario para “huir” ante los peligros. (El ejemplo de ver un león y escapar). Lo que ocurre hoy día es que, los leones están en nuestro trabajo, en casa, en la familia…

Así, ante una noticia estresante, nuestro hipotálamo cerebral inicia una cascada hormonal en cadena que estimula la hipófisis para favorecer la descarga de cortisol por parte de las glándulas suprarrenales. El cortisol da “el permiso”, es decir: es la señal que se necesita para fabricar adrenalina, mandarla a nuestros músculos y así poder o bien “luchar” o bien “salir corriendo”. En definitiva, ante algo que nos desborda, se desencadenan una serie de procesos en nuestro organismo para tratar de hacerle frente, y para esto se necesita un incremento de cortisol y adrenalina.

  • Entonces… ¿cuál es el problema?

El problema es que el cortisol, que ya es conocido popularmente como “la hormona del estrés”, influye negativamente sobre nuestro intestino, donde existen una serie de células encargadas de filtrar el paso de microorganismos al sistema inmune. Cierta cantidad de cortisol es tolerada y no tiene efectos nocivos, el problema es cuando tenemos un exceso innecesario de esta hormona en sangre y es entonces cuando ese filtro-formado por una cadena fina de células llamadas enterocitos– deja de ser eficaz.

En consecuencia, se forman pequeñas filtraciones dentro del epitelio intestinal, y esto es lo que popularmente se conoce como “intestino irritable, colon irritable, o permeabilidad intestinal. Una vez que se generan estas filtraciones dentro del epitelio intestinal, los microorganismos buenos y malos llegan al sistema inmune sin ningún tipo de cribado. El sistema inmune, para protegernos, tiene que trabajar de forma indiscriminada “matando moscas a cañonazos”. En consecuencia, existe un desgaste del sistema inmune que comienza a saturarlo, hasta que al final, por agotamiento, ya no sabe distinguir entre microorganismos buenos y malos, de forma que parte del tejido del sistema inmune comienza a ser atacado por el propio sistema inmune, y muere. En palabras más llanas: “Se mete goles en la propia portería.”

  1. ¿Y esta información, en qué puede ayudar si padezco alguna enfermedad autoinmune?

Ya hemos visto que cómo ciertas situaciones evocadoras de estrés pueden generar el desarrollo de una gran diversidad de enfermedades.

Antes esta realidad, si estamos preparados psicológicamente para afrontar los peligros, las amenazas y preocupaciones del entorno; si nos nutrimos correctamente -con la ingesta de fruta, verdura, pescado, en definitiva alimentos y no productos procesados-; si tenemos un buen estilo de vida haciendo ejercicio físico, respetando nuestros biorritmos, durmiendo 8 horas al día, bebiendo agua; tenemos el aporte de vitaminas necesario, tomamos ácidos grasos EPA Y DHA (ácidos Omega-3), y nos sobreponemos a las relaciones tóxicas en nuestra vida, tenemos muchas probabilidades de revertir la sintomatología asociada a las enfermedades autoinmunes.

En Massvital salud integral estamos al corriente de todas estas investigaciones y de sus avances, y contamos además con el servicio de Test de permeabilidad intestinal. Un Abordaje no solo a nivel psicológico y emocional, sino a nivel nutricional y ortomolecular puede mejorar mucho esa situación en la que te encuentras.

Si crees que tú, o alguna persona cercana a ti, puede estar padeciendo una enfermedad autoinmune ocasionada por el estrés, ¡no dudes en consultarnos! Somos especialistas en ello, podemos ayudarte ¡Ponte en contacto con nosotros!