¿Cómo tratamos la Angustia?

¿Cómo tratamos la Angustia?

Seguramente muchos de vosotros-yo incluida-nos encontremos más ansiosos, preocupados, angustiados e irascibles últimamente. Y es que estamos viviendo una situación de incertidumbre constante. Hay personas que no saben qué ocurrirá con sus trabajos o sus negocios, otras se encuentran pendientes de cobrar ayudas que nunca terminan de llegar, en los colegios tanto niños, como jóvenes y profesorado se encuentran en una encrucijada de cambios donde nadie les aporta soluciones útiles… La sensación es un poco de “caos”.

El ser humano, por naturaleza, tiende a la comodidad y a la estabilidad para sobrevivir y se aparta del dolor. Se crea patrones, hábitos y rutinas que les sean útiles en sus vidas.

Al ser humano no le gusta verse vulnerable y finito… Pero precisamente en el Contexto que nos encontramos actualmente no paran constantemente de recordarnos esa condición finita y vulnerable, lo que nos aporta un gran dolor y sufrimiento. En entonces cuando entra la frustración, la preocupación y nos angustiamos.

La angustia se trata de un estado de intranquilidad o inquietud muy intensas causado por algo que nos crea malestar o por la sensación de estar en peligro o amenaza.

Toda esa interpretación de los que sentimos y pensamos, es un amplificador del malestar produciendo en ocasiones un dolor emocional casi insoportable.

¿Qué es la Angustia y cuáles son sus Síntomas?

Si la situación se mantiene en el tiempo, las preocupaciones van en aumento y el malestar va creciendo, en su versión más intensa podemos experimentar una crisis de angustia. Una crisis de angustia comporta la aparición súbita de miedo o incomodidad intensos además de al menos 4 de los siguientes síntomas físicos y psíquicos:

• Dolor o molestias en el tórax.

• Sensación de asfixia.

• Mareo, inestabilidad o desmayos.

• Miedo a morir.

• Miedo a volverse loco o a perder el control.

• Sentimientos de irrealidad o de extrañamiento en relación con el propio entorno.

• Sofocos o escalofríos.

• Náuseas, dolor de estómago o diarrea.

• Hormigueo o entumecimiento.

• Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca.

• Sensación de ahogo o de falta de aire.

• Temblores o agitación.

• Sudoración.

¿Cómo Relacionarnos con la Angustia de una forma más Eficaz?

A continuación expongo algunas técnicas y pautas sencillas que se han mostrado muy útiles a la hora de manejar la angustia:

Acercarnos al dolor, reconocerlo e integrarlo como parte de nuestra condición, de vivir una vida. Está ahí para algo, simplemente obsérvalo y escúchalo sin juicios, sin ponerle la etiqueta de “insoportable”.

Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia, los que están en la cúspide de la Jerarquía.

• Cuestiona: ¿Son peligros reales y objetivos eso que nos viene a la mente o se trata de algo sin sentido o fundamento?

• Intentar no hacer caso al pensamiento que nos dice que los síntomas son insoportables.

Dirigir el foco de atención a otro lugar distinto a los síntomas de ansiedad y angustia, por ejemplo: centrarte en la tarea que estás realizando, observar con detenimiento el lugar donde te encuentras, los sonidos, las personas…

• Practicar Técnicas de Respiración: Es de vital importancia hacerlo cuando los síntomas no estén presentes para usar las técnicas en momentos de emergencia. Ante estados abrumadores no se pueden utilizar herramientas que no dominamos.

• Buscar Momentos para Relajarse, de manera intencionada-duchas de agua caliente, escuchar alguna música especial, masajes, etc. La finalidad es bajar el nivel de activación

• Hacer Ejercicio Físico.

• Usa el sentido del humor: Relaciónate con tus miedos de manera divertida para quitarles importancia. Puedes dibujarlos, ponerles nombres, hablarles como si fuesen niños… ¡Sé creativo y usa lo que más te guste!