¿Cómo influye en las relaciones de pareja los micromachismos?

El Micromachismo: Un machismo que no mata, pero envenena.

 

Por la mañana: «Mujer asesinada». Por la medio día, en las noticias de las 15: «adolescente violada», leyendo el periódico, en Internet: «trabajos donde los salarios de la mujer son inferiores al de los hombres en igualdad de condiciones». En los colegios, en los anuncios de televisión, en casa, con la pareja: el lenguaje sexista, cargado de mensajes donde la mujer se identifica con roles de cuidado o estereotipos frágiles. Y así un largo etcétera.

Cada día y en diferentes contextos, ya sea en forma de comentarios, noticias, actos…me encuentro algo relacionado con algún tipo de violencia machista o desigualdad de género.

Es por eso que hoy vengo a hablaros de los micromachismos y cómo estos no solo influyen en la sociedad en general, sino que pueden hacer mucho daño a la relación de pareja.

El micromachismo, llamado así por el terapeuta Luis Bonino en 1990, trata de un tipo de machismo, donde los comportamientos masculinos llevados a cabo buscan reforzar la superioridad sobre las mujeres, en palabras del propio Bonino, «con pequeñas tiranías». Estas se encuentran en lo cotidiano, en nuestro día a día, sin ser cuestionadas, viéndose de forma natural, lo cual es muy peligroso ya que lo cotidiano es aceptado por la sociedad.
Por tanto, esas realidades no serán puestas en tela de juicio, y será menos probable el ser cuestionadas y/o cambiadas.

No mata, es cierto, pero de una forma sutil y silenciosa, acentúa, mantiene y perpetúa el gran machismo, provocando en la mujer un daño en su autonomía, dignidad y equilibrio psíquico.

Por lo tanto, se podría decir que, estas acciones, son origen de las creencias propias de una cultura androcéntrica que no ha sido bien exterminada, donde aún se le otorga a la figura del varón y a sus opiniones en el núcleo del mundo, la sociedad, la cultura e historia. Existen diferentes formas de Micromachismos, según el ámbito donde se dé, el tipo de conducta o el área afectada.
Por ejemplo, están aquellos que afectan principalmente al ámbito doméstico y a los cuidados hacia otras personas. Se establecen de forma encubierta y son las que más me encuentro en consulta. Las conductas llevadas a cabo por el varón se traducen en un abuso de las supuestas capacidades femeninas de servicio, originadas de forma equivoca y patriarcal de forma histórica, esclavizándola con el rol de «cuidadora» o rol de «Coordinadora» (como yo lo llamo).

Pero no nos dejemos engañar: Es una especie de pedestal engañoso, donde se le otorga el título de “Reina o Dueña de la casa”, ya que las tareas quedan reducidas a proporcionar, organizar, abastecer y administrar a los demás, sin disfrutar de los beneficios de esta supuesta autoridad.

Por ejemplo, podemos encontrarnos que el varón diga: ‘Te he puesto la lavadora’ con la intención de expresar que la ha ayudado (cuando la ropa sucia y el interés en que esté limpia es de todos). Que la mujer se haga cargo de algún familiar del varón (suele ser muy común cuidar de las madres de los maridos), haciendo uso de su tiempo libre. Chantajes emocionales del tipo: ‘me tienes abandonado, no me has hecho la comida’, ‘ya no me cuidas como antes’. Esto genera grandes sentimientos de culpa en la mujer.

Son conductas muy sutiles y buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. En otras ocasiones terminan dejando trabajos o proyectos vitales importantes, ya que piensan que es ‘su deber».

Al final esto se traduce en un gran vacío por parte de la mujer, un empobrecimiento de la vida en pareja en todos sus ámbitos y una actitud del varón hacia su pareja controladora y pasiva. No hay magia, no hay chispa, las conversaciones se limitan a demandas y cubrimiento de necesidades…

Trabajo en Terapia de Pareja:

Todas estas conductas micromachistas pueden desactivarse en sesión. La intervención y estrategias utilizadas diferirán en función del contexto terapéutico y lo que se ponga en escena en ese momento. Por otro lado, será necesario llevar una actuación con el varón y la mujer de forma aislada. El trabajo se debe elaborar desde dos puntos de vista distintos, reeducando ambos comportamiento de diferente forma. Con los varones tendremos que detectar y trabajar aquellos pensamientos limitantes e irracionales que le han llevado a actuar de forma controladora y/o dominante hacia la mujer y sus derechos. Con la mujer también será vital que sepa identificar cuando está siendo “sometida”, limitada y estereotipada de forma arcaica, de forma que pueda aprender a autoafirmarse y a autocuidarse.

Si creéis que necesitáis algún tipo de ayuda, recordad que en MassVital contamos con el servicio de terapia de pareja.

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