Tabla de contenidos
Toggle¿Cómo afecta el estrés a nuestra vida sexual?
El estrés inhibe el funcionamiento del sistema sexual de las personas que lo padecen, ya que reduce la liberación de testosterona (que es la hormona sexual masculina) y aumenta la de otra hormona llamada prolactina, provocando que el deseo sexual prácticamente desaparezca y la excitación se vuelva mucho más lenta, ocasionando:
- Falta de lubricación en la mujer
- Disminuye el deseo sexual, tanto en el hombre como en la mujer.
- Dificultad para que el hombre logre una erección.
- Dificultad o incapacidad para lograr un orgasmo.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Otras disfunciones sexuales.
- Altera el ciclo menstrual de la mujer y se establecen dificultades para quedarse embarazada.
Cuando la falta de deseo se debe al estrés, hay que buscar soluciones. Combinar la TERAPIA SEXUAL, junto al tratamiento del estrés, sería una mezcla muy eficaz.
¿Y el sexo, puede llevarnos a una situación de estrés?
Además, la relación existe en sentido inverso, es decir: una situación sexual o incluso pensar en sexo puede convertirse en estresante. Son numerosas las razones por las que esto puede ocurrir, y tiene que ver con cómo la persona perciba e interprete esta situación sexual. El contexto se convierte en una parte de peso y que define nuestras actitudes ante el sexo, así como las experiencias vividas, cultura, etc. Todo esto influye en la idea que la persona tiene sobre el SEXO y en la forma que ésta vive y desarrolla su SEXUALIDAD.
Entre las causas que pueden llevar a que la persona vea el sexo como algo amenazante o estresante encontramos: el temor al fracaso, excesivas exigencias sexuales por parte de la pareja o autoexigencias, conflictos de pareja, miedo al embarazo o a la transmisión de infecciones o ETS, ansiedad, incapacidad para disfrutar de las sensaciones eróticas y la preocupación obsesiva por lograr un rendimiento sexual adecuado, entre otras.
Las primeras relaciones sexuales coitales pueden ser también muy influyentes en el futuro hacer sexual de la persona. Que éstas sean estresantes o no dependerá de la educación sexual que hayan recibido. Si ésta ha sido inadecuada, pobre, hemos recibido malas influencias o nunca ha existido un referente y figura que nos pueda educar correctamente en ese ámbito, se percibirá el sexo de forma negativa, y se culpabilizarán de todo lo relacionado con éste, cargando a estos individuos de ansiedad y facilitándoles el desarrollo de problemas.
Por otro lado, experiencias sexuales anteriores asociadas al miedo, ansiedad, fracaso y frustración, pueden hacer que cualquier estímulo o situación que nos aproxime a una relación sexual se convierta en desagradable y se trate de evitar. Esto provoca el descuido, olvido o esquive de la actividad sexual, y hace que la persona se dedique únicamente a autoobservarse en lugar de disfrutar de sus relaciones reales o potenciales.
En todos estos casos suelen ser necesarios tratamientos psicológicos para conocer el origen del problema y aplicar la solución más acertada para cada persona.
MassVital os propone algunos consejos y claves para combatir mejor el estrés y manejar los problemas sexuales, consiguiendo así que no afecte tanto a la pareja:
-Dedícate tiempo a ti mismo-a, ya sea con aficiones que te satisfagan o que rompan la rutina en la que vives inmers@. Pero sobre todo tienen que ser actividades que te resulten placenteras.
-Reconoce en qué momentos te sientes menos cansado-a y con mayor predisposición para tener un contacto físico agradable con tu pareja.
-Practica alguna técnica de relajación y realiza ejercicio físico. Está demostrado que ambas actividades son eficaces para gestionar el estrés.
-Establece prioridades y reserva un tiempo a solas con tu pareja.
-Olvidaos temporalmente de practicar el coito. Buscad las sensaciones y el placer en todo el cuerpo, más allá de los genitales, es decir indagar sobre aquellas alternativas placenteras para ambos. Esto también os ayudará a salir de la rutina y minimizará esa sensación de presión u amenaza, mientras que la situación se resuelve.
-Dad rienda suelta a vuestras fantasías sexuales, y si no tuvierais ninguna, exponeos a diferentes tipos de estímulos sexuales: podéis leer literatura erótica o ver videos eróticos, juntos o por separado. Esto aumentará el deseo sexual.
-Salid de la rutina y jugad, cambiad de lugar dónde practicáis las relaciones sexuales, atreveos a visitar un sex shop y/o a probar algún juguete.
Esperamos que la información os haya resultado de utilidad, y si pensáis que puede ayudar a más personas, ¡No dudéis en compartir!