¿Cómo solucionar problemas de pareja por desconfianza?

Las relaciones sociales, por lo general, son complicadas, y más aún si éstas son de pareja.

¿Qué las hace a veces tan complicadas? La gran cantidad de emociones, sensaciones, miedos, preocupaciones, etc. que de ellas se deriva son en la mayoría de las ocasiones difíciles de manejar, haciendo que la relación de pareja se viva con cierto malestar y angustia, ya sea por uno de los miembros o por ambos.

El escenario en el que hoy nos encontramos es muy diferente al de hace algunos años. El contexto cultural en el que nos movemos se encuentra muy estimulado: todo varía y cambia en poco tiempo, y esto ha afectado a las relaciones de pareja, tanto en la repartición de roles  como por las características de los miembros que la compone. 

Antes, cada miembro se encargaba de una tarea específica-normalmente la mujer se hacía cargo de la casa y los niños, el hombre de trabajar-; y apenas había estímulos de otro tipo. Además, solo se tenía en mente las relaciones formadas por hombre y mujer, dejando fuera las homosexuales. No había apenas nada que pudiera resultar amenazante y poner en riesgo ese vínculo. Hoy día la situación ha cambiado por completo, y eso hace que la desconfianza esté bastante presente.

¿Por qué se tiene desconfianza en la pareja?

 

Pueden ser varios los motivos que lleven a sentir esa desconfianza, y eso dependerá de la historia personal que haya vivido cada integrante de la pareja. Por ejemplo, si en el pasado uno de ellos/as ha sido engañado tendrá esa alarma de forma constante, o si nunca ha estado solo/a –caso de personas que han tenido varias relaciones sin periodos de estar soltero/a o una sola relación pero de muy larga duración- su desconfianza vendrá de todo aquel estímulo que pueda apartar o alejar a la pareja de su lado debido a su miedo a la soledad o a no saber cómo vivir sin pareja.

Estas personas pueden ver como amenazantes cualquier aspecto que pueda poner en riesgo su comodidad y estabilidad en la pareja: el entorno laboral de la otra persona, los amigos, las redes sociales-Facebook, whatsapp, Instagram-, incluso la familia.

Cuando esa sensación de amenaza se traduce en una desconfianza descontrolada, pueden darse en la relación celos y situaciones donde uno de los miembros lleve a cabo conductas de control. Por ejemplo, prohibir o imponer límites al otro- no salir, no trabajar-, llevar a cabo rituales de comprobación donde se observa y analiza todo lo que haga la otra persona, incluso espiar- mirar correo, mensajes privados, las veces que se conecta a una determinada red social, hasta perseguirla para comprobar que lo que dice que hace es cierto-.

Todo esto lleva a que ambos vivan la relación de pareja con un gran pesar y sufrimiento: Por un lado la persona que siente esa desconfianza está constantemente en un estado hipervigilante, lleno de estrés y angustia. Por lo tanto, va a centrar su vida en realizar todas esas conductas anteriormente mencionadas. Por otro, la persona vigilada, se siente agobiada, asfixiada, limitada, incluso llegando a sentir miedo si las conductas del otro miembro para tenerla controlada son agresivas. La relación en este punto es un vínculo TÓXICO.

¿Cómo solucionarlo?

 

Para empezar, hay que abandonar la idea de que la pareja es la causa de la propia insatisfacción personal. Cada uno tiene que asumir la responsabilidad de su cambio, en lugar de culpar al otro de la situación o de cómo se sienten. Si no existe este paso previo, toda solución estará destinada al fracaso, ya que la atención seguirá puesta en observar los movimientos del otro y en hacer acusaciones que no llevan a ningún sitio.

En este punto, buscar la ayuda de un profesional puede ser de gran beneficio, alguien que medie y aporte las herramientas necesarias en el manejo de emociones y situaciones difíciles. Normalmente, en este tipo de intervenciones se ayuda a gestionar esa desconfianza, destinando la energía en realizar acciones que llene a la persona y nutra la relación. Además, no hay que olvidar que la pareja viene con un gran sufrimiento y pesar a consulta, por lo que dar salida a ese malestar es otro de los objetivos terapéuticos, necesario para hacer más liviano el proceso.

No obstante, se pueden empezar a poner en práctica alguna de las siguientes claves que pueden mejorar la confianza en tu relación de pareja:

  1. Escucha, comprende, y luego, opina si te lo pide.
  2. Utiliza frases como “Entiendo que”, “Entiendo cómo te sientes” “Me imagino cómo te pudiste sentir”, que fomenten la empatía y lleven a la otra persona a sentirse escuchada.
  3. Expresa tu opinión, deseos y sentimientos: “Desde mi punto de vista, creo que…” “En base a lo que dices, propongo que…” “Me gustaría que…”, “Me siento así…”
  4. Cuando no se tiene un buen control de la ira, emplear la técnica de “Tiempo fuera”. Esto consiste en tomarse un breve tiempo alejado del lugar donde ha empezado el conflicto, y una vez disipada la ira, se retoma la discusión. Es importante que quien pide el tiempo fuera, lo comunique y abandone el lugar sin comportarse de forma agresiva o violenta.
  5. Muy importante: Aprender a quererse. Si no te quieres y respetas a ti mismo/a, es difícil que lo hagan los demás. Para ello, es de vital importancia conocerse a sí mismo, tanto las fortalezas como las debilidades.
  6. Limítate a percibir lo que hay, deja las interpretaciones a un lado, y si hay algo que no sabes o no entiendes ¡Pregunta! Puede ser que te ahorre muchos conflictos y momentos de sufrimiento.

Si te encuentras identificado o identificada con alguna de las situaciones descritas, no dudes en pedir tu cita. No te conformes y trabaja en tener aquella relación que deseas. ¡Podemos ayudaros a conseguirlo!

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